Presenta en primer lugar, como antecedente, la situación que tenía el tráfico marítimo en los siglos XVI y XVII. El papel preponderante y exclusivo del puerto de Sevilla y los sistemas de navegación en conserva que determinaron la estructura del comercio y la de los puertos de ultramar. Recoge a continuación los cambios en el siglo XVIII que afecta a las políticas, a los barcos y a la navegación. Los siguientes capítulos de dedican a los cambios que se producen en el siglo XIX. La última parte se dedica específicamente a exponer los adelantos en la construcción de los puertos y las obras realizadas a lo largo del siglo.